Educación no sexista y TIC

En nuestra sociedad actual, respecto a la discriminación que se realiza atendiendo al sexo de las personas apenas se está empezando a tener conciencia, y queda mucho por recorrer hasta que realmente desaparezca de nuestra forma de ver el mundo. Aún hay muchos prejuicios y estereotipos que implican una discriminación hacia las mujeres en los roles, habilidades y destrezas que se les atribuyen, y estos estereotipos están tan arraigados en nuestra cultura que son transmitidos por los distintos agentes de socialización y absorbidos por nosotros desde que nacemos. En la relación con las TIC, y muchas veces sin darnos cuenta, podemos orientar a nuestros hijos a unas u otras actividades en base a su sexo: programas de TV que van sobre lucha o deportes a los niños frente a los que se centran en las relaciones sociales y familiares, que consideramos más adecuados para las niñas; juegos competitivos y violentos a los niños, mientras que los de plataformas y puzzles son más adecuados para las niñas, incluso podemos ser más permisivos en el uso de una TIC con los niños, a los cuales atribuimos mayor competencia para manejarla, que con las niñas, a las cuales prejuzgamos como más torpes y poco interesadas en las tecnologías.

Ni uno solo de estos ejemplos está fundamentado en ninguna evidencia de ningún tipo y responden únicamente al prejuicio que se ha ido alimentando a lo largo de generaciones. Como sociedad debemos avanzar hacia formas de convivencia más justas y satisfactorias para todos los miembros que la componen, por lo que es nuestra responsabilidad empezar a educar desde ya a nuestros hijos en valores de igualdad, de paridad y de equidad.

Para lograrlo, la mejor opción es ignorar la variable “sexo” siempre que sea posible y pasar de pensar en nuestros hijos como niños o niñas para pensar en ellos como personas. De este modo, se evitan rápidamente razonamientos falsos como “a los niños les gusta jugar al fútbol y a las niñas a las muñecas” y se sustituyen por razonamientos verdaderos del tipo “a unas personas les gusta jugar al fútbol y a otras les gusta jugar a las muñecas”.

El control en las relaciones de pareja


Los nuevos servicios de mensajería instantánea, tan populares entre nuestros adolescentes, nos proporcionan algunos datos acerca de la actividad de la otra persona que no han sido enviados de forma voluntaria. Es frecuente encontrar a chicos y a chicas que someten a auténticos interrogatorios a sus parejas acerca de por qué se conectó a tal hora, o por qué no le respondió a cual mensaje en lo que supone una invasión flagrante de la libertad y la intimidad del otro, al mismo tiempo que supone un control sobre la pareja. El problema no solo radica en la parte acosadora, movida seguramente por una pobre autoestima o un enfermizo deseo de control, sino que también radica en la parte acosada, la cual se desgasta en justificaciones inútiles, como si fuese culpable y tuviese que disculparse, en vez de defender con firmeza los límites de su propia libertad, intimidad y dignidad.

Para prevenir este grave problema en las relaciones de pareja, debemos alimentarla autoestima de nuestros hijos, ya que con una buena autoestima desaparece la necesidad de controlar y no se tolera ser controlado. Esto se puede poner en práctica a través de uno de los valores más importantes en nuestra sociedad: la asertividad, el poder respetar los derechos de las personas que te rodean, al mismo tiempo que defiendes tus propios derechos. Es una actitud en la cual no tiene cabida la agresión ni la sumisión, sino el respeto, la seguridad y la firmeza.