Consejos para navegantes

Fijar unos límites


Es necesario establecer unas normas de “comportamiento digital” para nuestros hijos, y hay que fijar unos límites sobre qué páginas se pueden ver o qué uso se le puede dar al ordenador. Es posible que no cumplan las normas, como sucede en la vida real, pero una de nuestras funciones como padres es la de informar a nuestros hijos de qué es lo correcto o lo conveniente. La claridad y la confianza son las claves para que comprendan que estos límites no están puestos porque sí sino por su beneficio como personas.

Compartir el tiempo


¿Por qué no aprender nosotros también a utilizar las TIC e Internet? Demostrémosles que nos interesa lo que hacen, pidámosles incluso que nos enseñen y aprendamos de ellos. Hacer actividades juntos siempre es una buena idea y genera confianza, a la vez que estrecha las relaciones.

Conocer lo que les interesa


Un tema muy delicado es el de tratar de saber para qué utilizan Internet nuestros hijos sin caer en el espionaje. No podemos estar siempre mirando qué escriben o qué páginas consultan; están creciendo y tienen derecho a la intimidad. Sin embargo, sin caer en estas prácticas, podemos propiciar situaciones en las que obtengamos información y eso no resulte una violación de sus derechos.

Espionaje y control


Estas conductas pueden ser llevadas a cabo por parte de los padres siguiendo multitud de razones, pero debemos diferenciar muy bien lo que es protegerles de lo que es cotillear en sus vidas. Las actuaciones de los padres siempre deberán estar justificadas en la búsqueda del beneficio del menor, y no en beneficio propio. Muchos padres y madres lo desconocen, pero la ley regula este tipo de comportamientos, por una parte, la Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor, y por otra el artículo 16 de la Convención sobre los Derechos del Niño, a partir de los cuales se extrae que espiar a nuestros hijos no solo supone un problema ético, sino que directamente es ilegal. Estaría legitimado el uso de filtros de control parental por parte de los padres y madres, pero no autoriza a romper el secreto en las comunicaciones.

Solamente parece ser que hay una circunstancia en la que los padres pueden tener el derecho y la obligación de espiar el contenido de las comunicaciones de sus hijos menores de edad, y es en el caso de que, como titulares de la patria potestad, la cual nos obliga a velar por nuestros hijos, podríamos romper su privacidad en las comunicaciones. En todo caso, deberá ser un juez quien determine en cada caso particular si la intromisión en la intimidad del menor está amparada bajo el ejercicio de la patria potestad y se considera legítima, o si por el contrario ha supuesto una violación de su intimidad de forma ilegal.

Siguiendo casos prácticos, podría estar legitimada la violación de la intimidad de nuestros hijos si tenemos sospechas bien fundadas de que pueden estar sufriendo ciberacoso, grooming, sexting… o está involucrado en cualquier otra tesitura que puede suponer un riesgo real para su integridad personal. Sin embargo, está completamente fuera de la ley el violar su intimidad para cotillear en su vida privada o para certificar las sospechas de los padres de que les miente acerca de con quién o por dónde sale.

Evitar problemas


Si desde pequeños enseñamos a nuestros hijos a confiar en sus padres, y estos van progresivamente dándoles la intimidad que necesitan a la vez que constatan que han interiorizado los valores esenciales para desenvolverse con seguridad, entonces el preocuparse por lo que hagan o dejen de hacer no tendría cabida.

Es recomendable que el ordenador no se ubique en el dormitorio sino en un lugar común, de manera que mirar el ordenador no sea una invasión de la intimidad. Para ello es fundamental que el ordenador se considere un “bien familiar” y que todos lo aprovechen, de manera que comprendan que no pueden apropiarse en exclusiva de él. Además, no hay necesidad ninguna de estar encerrados cuando se utiliza el ordenador.

Otra de las recomendaciones es la utilización de filtros, que ofrecen selección de contenidos, horarios de uso de Internet, registro de las páginas que se han visitado, además de servir de antivirus. Por supuesto, es posible que nuestros hijos encuentren la manera de saltarse el filtro, pero es una herramienta interesante para utilizar. Además se les debe explicar por qué se instalan y con qué criterios, para que no lo tomen como algo arbitrario.