Pensando en positivo: convierte los riesgos en oportunidades de desarrollo

Es tarea de todos llegar a un estado de equilibrio y correcto uso de las TIC. Os recomendamos que para propiciar un correcto desarrollo de vuestros hijos adolescentes tengáis en cuenta finalmente estos cuatro puntos como gran resumen de intenciones de esta guía:

Sé afectuoso con tus hijos


La base para una personalidad sólida y fuerte la dan los pilares del cariño y el afecto. Sin esto la persona crece insegura y se ve incapaz (con lo que se hace cierto) de afrontar los retos que le vengan.


Dale su libertad


Si le proporcionas afecto a tus hijos pero les niegas su autonomía, ese es un afecto hipotecado. Esa situación acabará por romper los lazos familiares, ya que tarde o temprano los adolescentes eligen su propio camino que, por definición, será diferente al de su familia. Si les quitamos libertad a nuestros hijos solo conseguiremos sumirlos en un mar de dudas y anular su voluntad.

Esta libertad sin embargo ha de conseguirse muchas veces a través de discusiones. Y aunque esto parezca una mala vía, permitirá a tus hijos responder a sus dudas, plantearse su situación e incluso ir dando forma a sus propias ideas y valores.

Recompensar las iniciativas del adolescente también puede fomentar su libertad y, aunque muchas veces esté equivocado, el que tome una decisión y elija llevarla hacia delante es forjar su personalidad y hacerle fuerte.


Comunícate con tus hijos

Dar mucha importancia a la comunicación es la base de la confianza. Sin comunicación no puede haber forma de que llegue el afecto, y esto implica tanto hablar como escuchar. A través de este intercambio de ideas llegan la comprensión y el cariño más fácilmente.

Si conseguimos una buena comunicación basada en la confianza conseguiremos igualmente que cuenten con nosotros ante cualquier problema que puedan tener tanto en su vida cotidiana como en el uso de las TIC.


Supervisa siempre su estado

Casi todos los problemas y dudas en educación vienen de las normas. ¿Las pongo? ¿Soy muy blando? ¿Le falta disciplina?... Debemos interesarnos por sus intereses, sus amigos o sus actividades sin ningún temor. De esta forma detectaremos situaciones de riesgo que los jóvenes, por su poca experiencia, pueden no captar.

Esto no quiere decir que nos hagamos con un traje de policía, ni que seamos sus detectives, aunque muchas veces tengamos esa tentación. Hay que descartar esa idea y entender que más que controlar se trata de supervisar.

Debemos ser flexibles a los cambios que se están produciendo en ellos, tanto físicos como psíquicos, lo que significa adaptar nuestras reglas habituales a sus nuevas necesidades. Es ahora cuando más libertad necesitan, y si creemos que se puede confiar en ellos, será más fácil que esto sea una realidad.