Videojuegos

Desde el momento en que Internet ha posibilitado las partidas multijugador (entre muchas personas), una actividad que históricamente era individual y autónoma se convierte en una acción colectiva y compartida. En un momento de la vida, la adolescencia, en el que el joven necesita sentirse parte de un grupo con el que se siente identificado, los videojuegos se han convertido en una herramienta que potencia y ayuda ese sentimiento grupal.

Con los videojuegos se pueden desarrollar muchas destrezas y habilidades al igual que con los juegos analógicos. Sin embargo hay algo que sí establece una diferencia, y es que en el mundo digital cuando se juega no se suda ni se ejerce la musculatura, al igual que cuando charlan con los amigos a través del teléfono no caminan ni se mueven. El estilo de vida sedentario está afectando cada vez más a nuestros jóvenes hasta el extremo de que la obesidad juvenil es hoy en día en un serio problema de salud pública según la OMS.

Un videojuego que cuenta una buena historia detrás de la cual hay valores universales es una herramienta educativa tan buena como puede ser una película. Los malos juegos suelen ser solo un pasatiempo, en el sentido más triste del término. Existe una enorme variedad de juegos, y los padres y madres tienen que diferenciar claramente entre la diversión y la violencia gratuita o la crueldad, y educar a sus hijas e hijos en discriminarlos.

Los padres y las madres ante los videojuegos


Debido al aislamiento que parece impulsar, el mundo del videojuego (y de la cultura popular en general) es para los padres como un cajón de sastre incomprensible en el que prefieren no mirar. Tampoco ayuda el tratamiento mediático que se le ha dado en general al mundo de los videojuegos. Los titulares catastrofistas o directamente falsos pueden calar hondo en los padres que tienen un contacto superficial con los videojuegos y el uso que hacen de ellos sus hijos. Un buen videojuego puede ayudar mucho a los adolescentes, al igual que un mal videojuego les puede dañar. Eso es lo que pasa igualmente con otras muchas cosas de la vida cotidiana. Cada vez son más numerosos los juegos educativos, que pueden adiestrar múltiples habilidades en persona de todas las edades. Igualmente existen videojuegos pensados para jugar en familia y compartir un momento divertido entre todos.

El código PEGI (Pan European Game Information)


Todos los videojuegos informan de la edad recomendada para la que están hechos. Gracias al código PEGI, formado por una serie de iconos que encontraremos en la carátula de cualquier videojuego, podemos determinar si este es apto o no para nuestros hijos. Los videojuegos también poseen distintos tipos de contenido que pueden llegar a ser ofensivos o violentar a nuestros hijos, y cada tipo de juego tiene un icono que lo representa. Se puede encontrar más información en la página oficial www.pegi.info/es/.

Tipos de soporte de videojuegos


  • Videoconsolas: son la mejor opción para jugar en casa o fuera de ella, ya que son plataformas con un ciclo de vida muy largo y con un gran repertorio de juegos de todo tipo.
    • De sobremesa: son las consolas más potentes, y requieren estar enchufadas a un televisor o a cualquier tipo de pantalla externa.
    • Portátiles: son consolas de bolsillo, y están pensadas para poder jugar en cualquier parte.
  • Ordenador: son una buena plataforma para jugar, pero para usar juegos de mucha calidad visual es necesario contar con un equipo muy potente (y caro).
  • Teléfono móvil/Tablet: los teléfonos móviles poseen un gran abanico de juegos, si bien estos estaban orientados en un principio a un público casual como pasatiempos, hoy en día hay muchos pensados para el desarrollo intelectual a todas las edades con juegos que desarrollan la memoria, la atención, la orientación espacial… así como diversas competencias más académicas como pueden ser las matemáticas, la lengua o los idiomas.

Tipos de partida


Unos videojuegos están pensados para ser jugados solos (partida de tipo individual), mientras que otros se centran más en opciones multijugador (partida de tipo cooperativa o competitiva). Una partida multijugador cooperativa o competitiva puede desarrollarse de forma online, de modo que jugamos con o contra otra/s persona/s, pero cada una desde su consola u ordenador. Conviene que los padres se interesen por saber con quienes juegan nuestros hijos: si son amigos que conocen personalmente, o si son conocidos de otros amigos, si son personas amables y respetuosas, si nuestros propios hijos se comportan de forma educada y respetuosa cuando juegan online...

Así, los videojuegos son un medio social, un espacio para interactuar con sus iguales y expresarse, más ahora que los juegos electrónicos buscan la conectividad entre usuarios. Los videojuegos cumplen su función socializadora como nunca antes habíamos podido imaginar. Ese momento, que era una actividad históricamente individual y casi de aislamiento, se convierte en otra actividad compartida creando lazos entre personas.

Los videojuegos son una expresión de la cultura actual y son una parte de su preparación para la vida adulta. Un juego impone normas que se acostumbrarán a identificar, entender y seguir. Un videojuego en equipo te obliga a escoger líderes, y pensar en el criterio con que debe hacerse. También aprenden a dirigir, a asumir las derrotas y las decepciones, a medir y asumir riesgos, a pensar… A vivir. Muchas personas tienen prejuicios contra los videojuegos porque no los conocen, pero los videojuegos pueden ser muy útiles. Desgraciadamente, muchos juegos se han reducido a gráficos impresionantes y a efectos especiales con interactividad sin que detrás haya un sentido pedagógico.

Un buen videojuego ayuda a desarrollar la memoria, la creatividad y la autorregulación, que es el control de los propios comportamientos y emociones.

Cuando nuestros hijos entienden de qué va un juego también refuerzan sus capacidades de comprensión lectora. Les permite identificarse con otros y entender sus puntos de vista. Les enseña a comportarse con sus iguales y a negociar con ellos. El desarrollo cognitivo, emocional y social de nuestros hijos se realiza en la mayor parte de los casos a través del ocio, que está directamente relacionado con sus profundas necesidades de socialización.