Adolescentes y sociedad

¿La sociedad también es siempre la misma? Sabemos que no, ya que hemos pasado rápidamente de una sociedad industrial a una tecnológica. Los cambios son tan rápidos que incluso a los jóvenes les cuesta adaptarse a ellos con la celeridad necesaria. Es por eso que la sociedad debe ayudarles para que sus experiencias colectivas, ya sea con las TIC o en cualquier otro ámbito, sean las mejores para su desarrollo y prosperidad.

Ahora bien, ¿por qué es tan importante reflexionar sobre la sociedad que tenemos? Principalmente porque la interacción con la sociedad ha tomado mucho peso en la educación de nuestros hijos en los últimos años. Y esto es debido a que las familias de hoy día son mucho más pequeñas que las de antes, que solían estar compuestas por varios tíos, primos y abuelos que se relacionaban entre sí formando una gran unidad.

Hoy las familias están más aisladas y cuentan con menos apoyos, ya que tienen cada vez menos relación. Hoy en día no es extraño conocer familias monoparentales, un tipo de familia nuclear con un solo padre o madre que es cada vez más frecuente en el contexto actual. Antes las familias eran grupos muy estables, mientras que hoy cambian con mayor frecuencia.

Todo conforma un cóctel en el que los adolescentes se adaptan mal a los cambios que padecen, perdiendo la sensación de seguridad. La sociedad y las instituciones educativas deben por su parte ayudar a transmitir un conjunto homogéneo y compatible de maneras adecuadas de vivir, pero los valores educativos deben ser, sobre todo, responsabilidad de la familia. Es nuestra misión transmitir a nuestros hijos lo que está bien o mal, mientras que las practicas educativas en las que participa el adolescente, dentro y fuera de la escuela, completan su ciclo de desarrollo.

¿Cómo complementa la escuela este periodo de formación? En primer lugar, por la posibilidad de establecer formas de relación interpersonal apoyadas en la cooperación y la reciprocidad. En segundo lugar, porque la escuela se configura como un contexto intermedio entre lo infantil y lo adulto. Y en tercer lugar, porque planifica de manera explícita y ordenada su acción educativa. Sin embargo, el entorno que definirá al adolescente no queda solo en la familia o la escuela, sino que se extiende a las relaciones personales que establezca con sus semejantes más allá de sus fronteras.

La amistad durante la adolescencia se basa en la intimidad, la reciprocidad y la empatía. Esto es posible gracias a las capacidades de abstracción recién adquiridas. Los jóvenes son propensos a la introspección, a hablar de sí mismos todo el tiempo, a contar sus angustias y problemas, por lo que necesitan el contacto con iguales para compartir esos estados.

Los amigos son necesarios, porque por primera vez se toma conciencia de que, a diferencia de la familia, este tipo de relaciones no son impuestas, sino elegidas. Conocer a personas parecidas les hace sentirse comprendidos y aceptados, y por medio de este proceso refuerzan y valoran sus características comunes.

Compartir información íntima les ayuda también a comprender a los demás y a sí mismos, lo que les dota de mayores habilidades sociales para saber cómo tratar a los otros.

Estas amistades suponen un gran apoyo emocional a la hora de superar obstáculos, además de una fuente de información vital en temas académicos y sexuales. De esta forma, es lógico que los amigos de nuestros hijos terminen convirtiéndose en sus principales aliados, sus compañeros de viaje en la vida.

Sin embargo, esta necesidad de comunicación con sus iguales no es para siempre: a medida que la identidad es más estable, la necesidad es menos intensa. Pero mientas alcanzan ese estado sienten fuertes deseos de comunicación, búsqueda de amistad y pertenencia a un grupo, y las TIC tienen vital importancia para conseguirlos.

Basta con observar los nuevos sistemas multimedia que les convierten en protagonistas en vez de espectadores. Debemos, por tanto, explorar y conocer las TIC para comprender muchas de las acciones, motivaciones y preocupaciones de nuestros hijos.