Características del comportamiento típico de un adolescente

El comportamiento de los adolescentes no es el mismo que conocíamos respecto a cuando eran niños. Como punto de partida vemos que la adolescencia se convierte en una etapa de transición cuyos límites no están definidos. El niño llega a este estado y no sabe cuánto tiempo dura, ni qué debe o puede hacer aún.

La sociedad y la familia tampoco definen esta indeterminación, ya que no se espera lo mismo de los niños que de los adultos, y la adolescencia de hoy se encuentra entre ambos mundos. A nuestros hijos el pasado ya no les vale, porque consideran que han dejado de ser niños… pero el camino de la responsabilidad laboral y la independencia económica aún se ve muy lejos. ¿Qué pueden hacer entonces?

  • Mantiene una actitud distante y menos afectuosa hacia su familia.
  • Quiere cambiar las normas.
  • Permanece absorto muchas veces.
  • Elude las responsabilidades impuestas.
  • Tiene una actitud negativa hacia las personas, y muchas veces hacia sí mismo.
  • Le interesan más los amigos que la familia.
  • Toman sus propias decisiones siguiendo sus criterios, aunque nos disgusten a nosotros.
  • Le falta motivación, lo que suele verse reflejado en sus resultados académicos.
  • Vive sujeto a grandes cambios emocionales, a veces de forma brusca.

Esta transición hacia la madurez es más larga y costosa en cada generación por el tipo de sociedad en la que vivimos. La independencia económica y la emancipación se retrasan varios años porque actualmente la etapa educativa se prolonga más allá de la mayoría de edad.

Sin embargo, desde el punto de vista biológico ya pueden desempeñar actividades sexuales, laborales o funcionales como cualquier adulto. Esta situación implica tener personas físicamente maduras que dependen aún de sus familias y no tienen responsabilidades importantes, la llamada paradoja de los jóvenes en occidente: se goza de una gran libertad pero se tarda en alcanzar la madurez necesaria para disfrutarla.

Nuestros hijos están viviendo un periodo único en la vida que les definirá para siempre, un momento irrepetible. Una fase necesaria para llegar a la edad adulta donde se encontrarán como persona y conocerán sus límites y posibilidades.

Sin embargo, no todo consiste en la ilusión de afrontar descubrimientos asombrosos, ya que les genera mucha frustración el no poder definir claramente su identidad, o creer que estaba definida y descubrir que no es así.

Los adolescentes pueden reaccionar con irritabilidad e inseguridad ante estas situaciones, pero estos sentimientos no deben ser un gran problema si los padres mantenemos un cierto nivel de calma y una adecuada comunicación con nuestros hijos.

Es de gran ayuda utilizar los mismos canales de comunicación que ellos usan, porque así conoceremos perspectivas de sus vidas que hasta ahora permanecían ocultas y podremos iniciar una comunicación más rica y efectiva.

Cada medio de comunicación que compartimos arroja una luz nueva sobre facetas de nuestros hijos que no pueden apreciarse durante la convivencia cotidiana con ellos. Debemos comprender que están en la época en la que más ayuda necesitan de nosotros, aunque paradójicamente es el momento en el que más la rechazan.

Nuestra experiencia, amor incondicional, paciencia, ejemplo, coherencia y constancia son claves para que superen este momento. Necesitan que nos comuniquemos con ellos eficazmente, por lo que cobra importancia el entender las herramientas que usan para comunicarse: las TIC. Si los padres nos hacemos “seguidores” de nuestros hijos en Twitter, gracias a los mensajes que dejan en Internet para sus amigos y seguidores, sabrán cosas nuevas de sus hijos, algunas gratamente sorprendentes, ya que les verán desde una perspectiva nueva.

Mantener con nuestros hijos una comunicación basada en la confianza hace que podamos saber quiénes son sus amigos, con quién se relacionan y qué tal se sienten con dicha relación.

En el lado opuesto de la comunicación existen prácticas como el espionaje, algo no solo nada ético, sino directamente ilegal y que no dice nada bueno de nosotros. Esto solo puede estar justificado en situaciones extraordinarias en las que tengamos la certeza de que nuestros hijos corren un riesgo real.

Espionaje

Espiar a través de las TIC invadiendo su espacio personal solo por seguir manteniendo el papel de padres que controlan todo lo que atañe a sus hijos no solo supone una traición a su confianza, sino que supone no aceptar su maduración y nos hace cómplices de estar alimentando y perpetuando su estado de indefinición y confusión.

Además, casi con total seguridad nos estaremos cerrando las puertas a su confianza durante mucho tiempo. Es vital respetar su espacio privado, ya que en la adolescencia nuestros hijos forjarán su personalidad para siempre y luego serán adultos basados en los valores e ideas esenciales que hayan adquirido durante este proceso.

¿Qué les estamos enseñando si nosotros, sus modelos de adultos responsables, nos dedicamos a fisgonear y cotillear en su vida íntima? Es fundamental mantener una buena relación con ellos desde muy pequeños, basada en la confianza y en la sinceridad.

Solo así nuestros hijos acudirán a nosotros en primera instancia cuando tengan algún tipo de duda o problema en su uso de las TIC. Cuando esto ocurra, les ayudaremos con amabilidad y sin juzgarles para reforzar esta confianza y su deseo de recurrir a sus padres antes que a otras fuentes de ayuda.

Los adolescentes ya han dejado de ser esos niños que se acomodan al gusto y voluntad de sus padres. Además, durante la adolescencia los cambios físicos y hormonales les causan sensaciones y sentimientos desconocidos, y ante estas novedades los adolescentes no siempre buscarán información y consejo en sus padres por miedo o vergüenza, sino que lo hará entre sus iguales utilizando sobre todo las TIC.

Por eso se les debe educar para que sepan utilizar correctamente estas herramientas y obtengan la mejor información en este importante momento de su desarrollo, si no optan por vuestra ayuda desde un primer momento. Todo esto sin olvidar que debéis ser su referente y su pilar de confianza cuando decidan acercarse a vosotros.