Blogs

Un blog (también llamado weblog o bitácora) es la “voz” de nuestros hijos fuera de casa, del barrio, de la población o del país en el que vivimos. Es un tipo de página web prefabricada que cualquier persona con poco o ningún conocimiento de programación puede manejarla para publicar con facilidad textos e imágenes en Internet.

Hace unos años crear una página web era algo muy complicado y al alcance de muy pocos, por lo que la introducción de estas nuevas herramientas supuso el gran salto hacia una red global en la que todo el mundo puede expresarse y participar.

El proceso es prácticamente igual de sencillo que el de un correo electrónico: basta con abrirse una cuenta en alguno de los muchos proveedores de alojamiento de blogs que hay en la actualidad (Wordpress, Blogger, Blogia, LiveJournal, etc.), elegir el nombre del sitio web, y empezar a escribir y publicar mediante un formulario muy simple parecido al del mail.

El dueño de un blog puede modificar el diseño y el aspecto del mismo para personalizarlo a su gusto, así como todo lo relacionado con la privacidad: si se trata de un blog público o un blog al que solo se puede entrar con contraseña, y si sus contenidos aparecerán entre los resultados de los buscadores como Google y demás.

Nuestros hijos se expresan a través de los blogs, y comparten sus ideas y opiniones con quienes ellos quieren. En estos espacios pueden mostrarse muy creativos, y si los seguimos podemos descubrir facetas suyas que nos sorprenderían. Al estar relacionándonos con ellos a través de un medio diferente, podemos vislumbrar aspectos suyos diferentes.

¿Para qué se utilizan los blogs?


Desde el punto de vista de los contenidos y dado su funcionamiento, los blogs se consideran páginas personales, aunque en la práctica pueden tratar cualquier tema más o menos especializado. Un blog, por otro lado, puede tener más de un autor, de manera que cada uno de ellos tenga su propia cuenta para acceder y escribir en él.

Los artículos publicados se presentan en una sola página ordenados cronológicamente por fecha de publicación, por lo que el formato podría considerarse una especie de versión digital de los viejos diarios bajo llave de toda la vida. La diferencia es que ahora, en lugar de esconderse y estar protegidos por un rudimentario candado están en Internet y el autor es quien determina el grado de seguridad de su contenido (solo lo leo yo, se lee por invitación, lo lee todo el mundo...).

De hecho, ya puede hablarse de que la blogosfera, como se le denomina al mundo de los blogs, es un “quinto poder”, un añadido informativo a los medios de comunicación (el “cuarto poder”) que potencia el pluralismo.

Los blogs son páginas muy populares entre los adolescentes. A partir de una determinada edad nuestros hijos pueden estar deseosos de expresarse y de contar qué se les pasa por la cabeza, cómo se sienten, qué película han visto, cómo han logrado terminarse el último videojuego o lamentarse de que ese chico o esa chica del instituto no les presten atención.

Por eso resulta fundamental concienciarlos acerca de los riesgos que puede entrañar tratar de manera pública ciertos datos, y aclarar con ellos conceptos como el de la privacidad y la seguridad en Internet.

La participación en los blogs


Como ya hemos dicho, el usuario puede elegir mantener su blog como un espacio privado, pero lo normal (y lo que constituye parte de su esencia) es que se trate de una página pública para que cualquiera pueda visitarla y dejar sus propios comentarios en respuesta a lo que hay allí.

En un blog se puede participar de dos maneras distintas: los “artículos” o “posts” son los mensajes de texto que escribe el propio autor, que aparecen automáticamente en la página principal con un título, una fecha de publicación y el nombre o el apodo de quien lo publica, que se mantiene constante en ese blog del que es “dueño”.

A menos que el autor elimine expresamente esta posibilidad (lo que no suele ser frecuente) los visitantes tienen la opción de contestar a cada uno de los artículos añadiendo su propio comentario al texto que acaban de leer.

Esto convierte a los blogs en un medio de comunicación bidireccional mucho más cercano que los tradicionales medios escritos, ya que la interacción entre autor y lector es directa e instantánea. Por ese motivo el blog es un formato cada vez más usado por escritores, periodistas y medios de comunicación en general.

Sin embargo, abrir una posibilidad de diálogo sin tener el control absoluto sobre quiénes serán los interlocutores también puede entrañar algún riesgo. Al fin y al cabo, si un blog se hace público nunca podremos saber con total certeza quién accede a él ni con qué fin.

Cosas a tener en cuenta en los blogs


El autor siempre tiene la última palabra sobre lo que se publica y lo que no en su blog. La propia página web que gestiona el blog le permite moderar los comentarios antes de que se publiquen, editarlos o borrarlos si lo cree conveniente. Como ya hemos mencionado, los usuarios pueden cerrar los comentarios para un artículo concreto o para toda la página si lo considera oportuno.

Las personas que entran a comentar un blog pueden actuar de mala fe amparándose en el anonimato que les da Internet. Para poder comentar se le solicita al visitante el nombre y al menos una dirección de correo electrónico, pero eso no significa que vayan a dar datos reales.

En realidad, la mayoría de usuarios de blogs emplean un apodo o seudónimo, y cuando se utiliza de manera constante, se convierte en su seña de identidad online igual de personalizada que su nombre real. El problema viene cuando se hacen comentarios sin un nombre reconocible o sin dejar una dirección de correo, pues suele ser señal de que el autor del mismo no quiere ser identificado y hay más posibilidades de que albergue malas intenciones.

Un patrón de comportamiento que desgraciadamente adopta mucha gente es el del llamado troll de foros y blogs. Son usuarios que solo entran en este tipo de páginas para molestar o sembrar polémica, y conviene hacerles el menor caso posible para no alimentar su ego. Si ven que no producen el efecto deseado, terminarán marchándose.

Al participar con un comentario, lo normal es que exista la opción de que el visitante incluya también la dirección de su propia página web o blog. En la práctica esta es la mayor señal de identidad que puede dejar, porque no solo renuncia al anonimato, sino que ese enlace funciona como una muestra de confianza al invitar a los demás a que visiten su espacio.

Sin embargo, también hay quien abusa de esta posibilidad y utiliza la vía que el autor del blog le ha cedido para otros fines ilegítimos, como la publicidad no deseada o spam. Existen programas que realizan esto de forma masiva, y si bien suele ser fácil reconocer un mensaje escrito por un usuario real de uno que no lo sea, cada vez se están perfeccionando más los contenidos de estos comentarios para que parezcan verdaderos.

Normalmente entrañan cierto grado de riesgo, porque incluyen enlaces a sitios de venta, de descarga o a virus informáticos. Lo más conveniente es instalar filtros antispam o bien eliminar estos comentarios en el momento en que aparezcan.

El blog como herramienta social


Los blogs funcionan a menudo como “redes interconectadas”, que es lo que realmente los dota de sentido. Tal y como acabamos de explicar, los dueños de blogs suelen visitar otros de temáticas parecidas a las suyas o con las que comparten intereses, y dejan allí sus propios comentarios y saludos con una dirección para que se les pueda seguir la pista.

Es muy común que un blog contenga multitud de enlaces a otros blogs recomendados o que el dueño incluya directamente la lista de “blogs que visito más a menudo”, o “los blogs de mis amigos”.

De ese modo cualquiera que entre allí tendrá acceso a toda esa red interconectada, irá navegando de un sitio a otro y podrá descubrir gente y espacios a los que volverá si le resultan interesantes o divertidos. Así se van creando constantemente vínculos y relaciones con personas que no habríamos tenido manera de conocer por otras vías.