¿Qué contenidos se pueden encontrar en un blog?

El blog clásico consta fundamentalmente de texto y enlaces a otros sitios, pero actualmente hay otros formatos que son incluso más populares entre los adolescentes. Por ejemplo, los Fotoblogs son blogs en los que el usuario cuelga una imagen o una fotografía acompañada de un pequeño texto y en el que se permiten comentarios.

Una versión más dinámica son los Videoblogs o Vlogs, donde el usuario en lugar de escribir un diario de texto o poner una fotografía, cuelga un vídeo (propio o cogido de una red de vídeos como Youtube o Google Video) al que le añade algún texto explicativo.

Muchas veces lo que buscan nuestros hijos con este tipo de herramientas es conocer a más personas como ellos. Pero esta buena iniciativa a veces les lleva a ponerse en riesgo, sobre todo en cuanto al uso de imágenes se refiere, ya que no son conscientes de la difusión enorme que puede llegar a tener una imagen, ni qué tipo de personas puede verla y el uso que puede hacer de ella.

Una imagen puede dar mucha información completamente innecesaria para las personas que no han tenido un contacto personal con nuestros hijos, por lo que las imágenes que se suban a lugares públicos no deberían tener referencias ni de los lugares en los que nuestros hijos estudian o viven, ni de quiénes son sus amigos, ni deberían aportar ningún dato que permitiese hallar su localización.

La imagen que ponemos en Internet deja de ser nuestra, en el sentido de que ya no podemos controlar su uso. Es como si pegamos una fotografía nuestra en una pared de la ciudad. Al cabo de un rato no sabemos quién la tiene ni que uso le puede dar.

Imaginad que os encontráis a vuestros hijos, a sus profesores, a algún vecino vuestro o algún pariente en un lugar que tuviese nítidas referencias a la prostitución o a la droga. Las reacciones ante este hallazgo inesperado pueden ser muy diferentes según la persona, pero a cualquiera le invadiría el miedo y el estupor.

Por eso, aunque es muy importante el carácter y la seriedad de los sitios de Internet en los que aparecen los datos personales de nuestros hijos, no podemos estar seguros de si esos datos serán copiados a lugares con connotaciones que puedan perjudicarles.

Por ejemplo, hoy en día algunas empresas buscan en Google los nombres de sus candidatos seleccionados, y no son pocos los que pueden aparecer en imágenes o vídeos en situaciones poco dignas, lo que les ha hecho caer del proceso de selección. Hay que tener en cuenta que los padres sabemos quiénes son nuestros hijos porque los vemos en un proceso continuo.

Sin embargo, quienes los ven en una foto en Internet, no tienen más percepción que la de un instante (probablemente sacado de contexto), y por tanto dé lugar a interpretaciones erróneas. Es esencial para su seguridad y para el respeto que se debe tener con su propia imagen que mantengan siempre segura su identidad.

Lo mejor es que tengan en Internet una o varias identificaciones alternativas que no se ajusten a los datos reales, y que estos solo sean accesibles al pequeño puñado de amigos reales y cercanos que tienen de verdad.

Actualmente se ha hecho muy popular el llamado microblogging, es decir, el blog en el que apenas se escribe una o dos líneas y que se actualiza constantemente. Así, servicios como Twitter ofrecen la posibilidad de hacer artículos muy rápidos de 140 caracteres como máximo. Es probable que su crecimiento exponencial sea un reflejo de la velocidad con la que todos vivimos y de la multitud de actividades que realizamos.

En cualquier caso, el microblogging permite estar en contacto casi permanente pero en tiempo diferido con un grupo de personas a las que nos “siguen” (son informadas de nuestras publicaciones). Nuestros hijos pueden anular a cualquier persona de su lista de “seguidores”, de manera que ya no tendrán acceso a la información que están compartiendo mediante ese sistema evitando que aniden trolls en sus blogs.

En realidad es como si estuviesen escribiendo un correo electrónico a un grupo de personas. La diferencia más importante es que están obligados a la máxima brevedad, algo que sin duda les va bien, y que no tienen que escribir los nombres de nadie en el mensaje, porque el sistema ya sabe quiénes son los únicos destinatarios.

Todos nos comunicamos de forma diferente en función del “entorno” o del medio que utilicemos. No vamos a contar las mismas cosas, o al menos no de la misma manera, si es por carta, por correo electrónico, en una conferencia o en una charla informal en un bar. Tener el privilegio de conocer a nuestros hijos en cada uno de los entornos en los que se mueven, o conocer los medios tecnológicos que utilizan para comunicarse, nos da una perspectiva de ellos enriquecedora y mucho más completa.

El sistema de microblogging que más utilizan nuestros hijos e hijas es Twitter, que tiene millones de usuarios en todo el mundo. En este sistema pueden tener diferentes identidades: una para los estudios, otra para las aficiones y otra para la amistad, por ejemplo. Lo normal es que nuestros hijos sepan delimitar muy bien cada grupo y muchas veces no los mezclan.

Nosotros solemos hacer lo mismo, porque no llevamos a nuestros vecinos ni a nuestros primos a una comida de trabajo, ni vamos con nuestros compañeros de trabajo a la boda de nuestra prima.

En este momento en el que existen tantos medios de comunicación TIC diferentes, asistimos a un proceso de integración. Por ejemplo, Twitter puede verse en las redes sociales, WhatsApp o Telegram en los ordenadores, Panoramio en Google Earth... Por otra parte el microblogging puede ser solo textual o consistir en una imagen (una foto, un dibujo, un cuadro...) y una frase de comentario: como los Fotoblogs, pero más inmediatos.

Estos sistemas se pueden utilizar desde los smartphones. La mayoría de esos dispositivos de mano disponen de cámara de fotos, por lo que la inmediatez es una ventaja importante.