Introducción

Conocer las herramientas que utilizan tus hijos para comunicarse, es comunicarse mejor con ellos.

La única manera de poder educar correctamente a nuestros hijos en el uso de las TIC es conocerlas bien. Eso no significa saber usar cada herramienta o convertirse en informático, ni mucho menos. No necesitamos saber cómo funciona el motor de nuestro coche para poder manejarlo, pero sabemos que cuando lo hagamos será con precaución.

Del mismo modo, tampoco es necesario ser un experto en TIC para conocerlas, disfrutarlas y saber cómo manejarnos con ellas con precaución. En este capítulo se explicarán cuáles son las principales TIC que utilizan nuestros hijos hoy en día y cómo afrontar el uso que le dan. Se hará especial hincapié en Internet por ser la que ofrece más posibilidades y la más utilizada por los adolescentes.

Internet puede ser definida de una forma general como un espacio de expresión, socialización y desarrollo que amplía nuestra experiencia de la realidad hasta el infinito. En este lugar virtual cualquier persona, y especialmente los adolescentes, tienen la oportunidad de reforzar sus patrones de comportamiento y valores a través del continuo contacto social con sus iguales.

Durante la adolescencia, la búsqueda de libertad e identidad personal resultan fundamentales para el proceso de desarrollo. En este sentido, Internet no es más que una vía adicional donde encontrar algunas de las experiencias que necesitan.


Las principales actividades de los jóvenes en Internet son las siguientes:

  • la comunicación
  • los juegos
  • las actividades de ocio online
  • realización de actividades escolares y de investigación

Nuestros hijos acuden a Internet para satisfacer importantes necesidades personales y sociales:

Necesidad de relacionarse con otras personas


Los adolescentes son, ante todo, seres sociales. Han de verse reflejados y respaldados por sus amigos y sentir que pertenecen a un grupo. La popularidad siempre ha sido uno de los principales valores a estas edades, pero por desgracia, en la mayoría de los casos se trata de una interpretación superficial de este concepto. Se mide exclusivamente por el número de personas que conoces o que te conocen. O incluso del número de personas que “dices conocer” y afirman conocerte a ti.

Las redes sociales en Internet imitan estas estructuras y las multiplican, ya que permiten a sus usuarios relacionarse con personas que no pertenecen a su ambiente cercano, pero la contabilizan en un contador de contactos que, equivocadamente, muchos adolescentes toman como un rasgo de popularidad.

Conceptos importantes como es la amistad se relativizan en este nuevo contexto: el hecho de tener como amigos a doscientas personas en una red social no significa ni mucho menos que exista una relación cercana con ellos. Lo cual no tiene por qué suponer problema alguno siempre y cuando exista consciencia al respecto, y se sepa qué lugar darle a cada uno de esos contactos a la hora de configurar tu intimidad y privacidad.

La mayor parte de los adolescentes se mantienen en contacto con sus amistades del colegio o del barrio a través de las TIC, y no es tan frecuente el estar buscando nuevas amistades (aunque tampoco es imposible). En definitiva, Internet no se usa tanto para establecer nuevas relaciones de amistad como para mantener las ya existentes y no aislarlas.

Necesidad de expresarse


Internet es tanto una fuente infinita de información como una inmensa plataforma de comunicación. Gracias a la Web 2.0 todo el mundo puede encontrar en ella su propio hueco para decir al mundo quién es y, lo que es más importante, encontrar a otras personas que les escuchen y presten atención. Este tipo de comunicación reduce la inhibición, de manera que las conversaciones mantenidas por esta vía tienden a ser más personales y parece más sencillo establecer relaciones de amistad, generando en la persona mayores sentimientos de felicidad.

Claro que esto puede ser así haciendo un uso razonable y educado de las TIC, pero por otra parte siempre se corre el riesgo de encontrarse a algún energúmeno. El anonimato permite desarrollar facetas y asumir roles distintos al que tenemos y que no siempre pueden mostrarse en la vida real, siendo algunos patrones de conducta diferentes o incluso inadmisibles en otros contextos.

Por eso resulta fundamental enseñar la importancia de la asertividad y educar en la conveniencia, por seguridad, de mostrar en Internet una identificación diferente, pero no una identidad diferente a la persona que el adolescente realmente es. Para ello hay también que educar en respeto, seguridad, responsabilidad y sentido común, los mismos valores que exigimos en nuestros intercambios en la vida analógica con la sociedad. Estas pautas nos proporcionan criterios para evaluar a los demás, a los acontecimientos que nos rodean y a nosotros mismos.

Necesidad de crecer


Internet es una ventana abierta de par en par al mundo, y los adolescentes la utilizarán para rebasar por primera vez los límites de su conocimiento. Crecer es una necesidad vital para su desarrollo, y en el momento en que empiecen a asomar sus propios intereses o inquietudes, Internet será el lugar ideal para ampliar su conocimiento del mundo, buscar referentes, acceder por primera vez a una información no filtrada por ningún adulto...

No es posible ni tiene sentido impedir esto, por lo que solo nos queda intentar que los jóvenes desarrollen cuanto antes su propio criterio y capacidad de juicio. Insistimos una vez más: nuestra labor como padres ha de ser la de reforzar su sistema de valores para que los pongan en práctica cuando usen las TIC en general e Internet en particular, y propiciar que desarrollen así su sentido crítico.

Los adolescentes usan mucho más Internet para comunicarse que para alienarse. Los adolescentes que no se comunican con sus iguales tienen un problema que no está relacionado con las TIC.

Lo único que pueden hacer las TIC es tapar el problema haciéndoselo tolerable al adolescente, pero incluso eso estaría haciéndole un flaco favor, ya que en vez de fortalecer una carencia de habilidades interpersonales, estaría compensando y manteniendo una carencia social.

Probablemente este sea el aspecto más negativo, y es que pueden llegar a enmascarar una depresión de un adolescente, pero en general, las TIC favorecen más comportamientos prosociales que antisociales, de la misma manera que en Internet encontramos más información acerca de cómo resolver los problemas que de cómo causarlos.

Los adolescentes que se relacionan bien con sus iguales en persona lo hacen igualmente bien a través de las redes sociales y otras tecnologías de la comunicación. Uno de los aspectos centrales de esta guía es que todo lo que se realiza en el mundo digital tiene su correspondencia en el mundo analógico, y en el mundo en que vivimos hoy día no se puede ser competente únicamente en uno de ellos.

Por ejemplo, no podemos concebir a una persona que pueda elaborar un currículum impecable y una carta de presentación asombrosa en Prezi, pero no sea capaz de afrontar una entrevista de trabajo cara a cara, al igual que es difícil de encontrar hoy en día a una persona que no tenga problemas para convivir armoniosamente con sus vecinos pero se niega a tener un teléfono o algún dispositivo tecnológico que le permite comunicarse con otras personas.

El punto más extremo de patología social lo podemos encontrar en la figura del Hikikomori, una persona que rompe todas sus relaciones con el mundo analógico por considerarse a sí mismo socialmente incompetente, pero que sin embargo mantiene un buen nivel de ajuste en el mundo digital.