Cómo responder a...


¿Cómo sabemos si nuestros hijos tienen adicción a las TIC?


Lo principal es la observación y el buen clima de diálogo, y así podremos observar lo que hacen en su día a día. Cuando este cambia de forma preocupante, hemos de preguntarnos qué ocurre. Si vemos que su desempeño en tareas escolares baja, o que el tiempo que dedicaba antes a otras tareas lo dedica ahora al uso persistente de un nuevo aparato tecnológico, más allá de la “novedad” de los primeros días, esto es señal de que algo está ocurriendo. Otras señales pueden ser los cambios de humor brusco cuando se les priva del uso objeto deseado, el aislamiento social y ensimismamiento en la actividad en cuestión, apatía y desgana frente a actividades de la vida diaria que nada tengan que ver con su nueva afición, el uso de conductas como la mentira y ocultación o incluso el uso de conductas desafiantes a la autoridad familiar para seguir haciendo el uso indebido del aparato.

¿Están nuestros hijos demasiado tiempo con las TIC?


Con los ritmos de vida actuales y los horarios laborales que tenemos los adultos, en ocasiones las TIC se convierten en las “niñeras” de nuestros hijos. Hemos de sentarnos junto a ellos, hablarles con comprensión y hacerles tomar conciencia del problema. No es necesario ser drásticos: restringir el uso, pero no cortarlo de raíz porque eso sería contraproducente. Hemos de realizar otras actividades de ocio con nuestros hijos, o plantearles actividades que llenen su tiempo de cosas que también puedan parecerles interesantes.

¿Se aburren nuestros hijos cuando no tienen tecnología?


Las vidas de las nuevas generaciones están inmersas en las TIC, pero hemos de educarlos para que esas herramientas sean un medio para potenciar su creatividad y alcanzar la felicidad. Si nuestros hijos se aburren cuando no tienen tecnología es que no están entendiendo este mensaje. Hay que enseñarles a vivir con la suficiente soberanía personal para no ser “objeto de nuestros objetos”.

¿Hablan nuestros hijos con personas que no conocen a través de chats y foros?

Hay que enseñarles que no se pueden dar datos, mandar mensajes ni hablar con personas extrañas por Internet. En caso de duda que nos llame y nos pida ayuda. Sin alarmar en exceso, hemos de enseñar a no aceptar mensajes ni archivos de desconocidos. Como norma general, no debemos dejar a nuestros hijos entrar en chats ni en foros a estas edades sin supervisión.

¿Utilizan nuestros hijos juegos violentos?


El código PEGI debe ser nuestra referencia. Si la edad recomendada para el uso de un videojuego excede la de nuestros hijos, deberán ser los padres los que evalúen la conveniencia o no de que lo use. Caso aparte son ciertos títulos que, en busca de notoriedad y provocación proponen juegos basados en la violencia escolar, la tortura o el narcotráfico. Lo más normal es utilizar el sentido común y no permitir que nuestros hijos accedan a materiales que exceden los límites de la ética y el buen gusto.

¿Han entrado nuestros hijos en un sitio para adultos?


Hay que averiguar si la entrada ha sido intencionada o involuntaria, ya que existe un bombardeo continuo de pornografía en la web. Si la entrada ha sido involuntaria, no interesaremos por cómo se han sentido con lo que han visto, y trataremos de dar las explicaciones pertinentes según su grado de madurez. En estos casos es preciso revisar o colocar filtros de contenido para evitar que vuelvan a ocurrir este tipo de incidentes. Si la entrada ha sido intencionada hemos de averiguar las razones que le han movido a hacerlo aún sabiendo que era algo no permitido para su edad. También habrá que decidir si colocar o no un filtro de contenidos, aunque pueda ser capaz de “burlar” el filtro.

¿Qué ocurre si nuestros hijos quieren tener su propio blog?


En principio los niños pequeños no demandan tener ese nivel de autonomía. Si son ya mayorcitos, podríamos negociar crear un blog juntos donde ellos pusieran sus contenidos, intentando potenciar su vertiente creativa: colocando redacciones, noticias, dibujos etc. e intentando concienciarlos en no colgar imágenes ni datos personales, sino avatares, apodos, etc. La clave de acceso al blog ha de ser gestionada por los progenitores, que podríamos mediar así supervisando los contenidos que cuelgan en el mismo.

¿Se descargan nuestros hijos música y películas?


Hay que tener muy en cuenta los derechos de autor, e intentar concienciar en el respeto a los mismos. Por otro lado, deben ser conscientes de que no es necesario bajar todo lo que hay en Internet: solo lo que de verdad nos interesa. Existen sitios de Internet de donde podemos bajar contenidos no sujetos a derechos de autor.