Desarrollo psicológico por edades

La educación en las TIC no se limita a una cuestión de competencia técnica.

Quizá los hijos tengan mucho que enseñar a sus progenitores sobre “cómo” funcionan las TIC, pero son los padres los que deben enseñarles “qué” hacer con ellas, “para qué” utilizarlas y hacerlo de un modo provechoso, responsable y seguro.

De 2 a 4 años

Los niños empiezan a tener claro lo que quieren, pero no conocen las formas adecuadas para conseguirlo. Empiezan a aparecer las rabietas si no se satisfacen sus caprichos y dependiendo de cómo se resuelvan dichas rabietas por parte de los padres, estaremos desarrollando o mermando su tolerancia a la frustración y sus habilidades interpersonales. Su actitud es muy egocéntrica y solo hay una perspectiva, la propia. Descubren que pueden mentir y de esta forma manipular a los mayores, pero no tienen consciencia de que actúan mal. Respecto al juego ya son capaces de elegir con qué juguete jugar (al igual que ya expresan qué prefieren comer) y poco a poco van pasando del juego individual a jugar con otros niños a juegos con reglas. Si se les apoya en sus avances de independencia, se volverán más confiados y seguros de sus capacidades. Si se les juzga o controla excesivamente pueden volverse dependientes y desarrollar una baja autoestima.

La relación con las TIC estará muy condicionada a lo que los padres le ofrezcan y le enseñen, pero también por lo que ellos vean en otros compañeros. Las actividades estarán basadas en visionado de fotos, material multimedia especial para estimulación sensorial, comunicación con parientes y amigos, etc. Los niños pueden aprender a manejar los dispositivos desarrollando su psicomotricidad fina, la coordinación ojo-mano, la atención y discriminación de estímulos visuales y auditivos, etc. Nunca deben estar solos delante de la pantalla, y los padres debemos interpretar para ellos todo lo que ocurre.

De 5 a 7 años

El apoyo por parte de los padres es fundamental, ya que su autoestima crece cuando los padres le reconocen los grandes avances que logra y se interesan por su día a día. Confían en sus padres y aceptan su autoridad con naturalidad, siendo por lo general obedientes. Empiezan a discriminar con claridad lo que es correcto e incorrecto. Desarrollan iniciativas, inventan juegos y se abren a la participación grupal en un contexto que se va ampliando desde la familia al grupo de la escuela y el barrio. Aparecen los juegos en equipo, con reglas claras que todos comparten, desplazando el egocentrismo típico de la etapa anterior. Si se les estimula y anima, desarrollarán gran seguridad en sí mismos.

Si se frustran estas iniciativas con excesivo control, el niño se tornará inseguro. Estos niños interactúan con naturalidad con los dispositivos del hogar. Sus actividades suelen ser cíclicas y repetitivas (siempre ponen el mismo programa de a tele, o el mismo juego) sin que surja aún una iniciativa propia por explorar nuevos elementos. Empiezan a interesarse en navegar por Internet, siendo la compañía de los padres fundamental para interpretar lo que ocurre. Hay que establecer una serie de normas que cumplir en Internet, como no dar datos personales nadie, establecer un horario de uso...

De 7 a 9 años

Periodo de cierta calma donde los cambios que se producen no son tan bruscos. Tienen claros los principios de educación que rigen las relaciones sociales y ya tan solo les queda practicarlos. Los amigos incrementan su protagonismo, aunque todavía dichas relaciones ocurren en contextos familiares. Se desarrolla el pensamiento lógico y la capacidad de razonar, así como un espíritu crítico ante la existencia de cosas imposibles o contradictorias. Son muy trabajadores y desarrollan mucho el sentido del orgullo por los logros obtenidos.

La curiosidad que caracteriza a estas edades afectará a su relación con las TIC, y descubrirá que existen muchos campos por explorar. Cobra una enorme importancia en estos momentos la guía efectiva por parte de los padres, ya que marcarán las pautas futuras que nuestros hijos seguirán a la hora de enfrentarse al mundo de las TIC. Los progenitores hemos de apoyar los avances en el manejo de las TIC, y podemos pedir aclaraciones y explicaciones para aprender de ellos. A esta edad se puede empezar a trabajar explícitamente cierto tipo de valores y actitudes. Conviene crear una lista de normas claras y sencillas, y los niños deben saber que si se sobrepasan los límites se enfrentará a una serie de consecuencias.

De 9 a 11 años

Continúa siendo un periodo de cierta calma evolutiva pero ya en la antesala de los cambios que se iniciarán con la pubertad y que darán el pistoletazo de salida a la adolescencia. En esta edad quieren agradar a los demás y les gusta ser apreciados por las personas relevantes de su entorno. Son capaces de razonar no solo sobre los objetos y sus relaciones sino sobre las propias relaciones entre sí, dando lugar a la construcción de razonamientos basados en hipótesis y no en hechos concretos. Los juegos se vuelven más competitivos al tiempo que ganan mayor capacidad de autocontrol tanto de sus impulsos como de su cuerpo en general. Confían en el grupo y son capaces de sentirse integrados y colaborar con la familia.

Están familiarizados prácticamente con cualquier dispositivo y saben manejarlo casi a la perfección. Sus habilidades psicomotrices les permiten jugar a cualquier tipo de juego por complejo que nos pueda parecer. Las relaciones con los iguales a través de las TIC comienzan igualmente a cobrar interés, aunque aún a un nivel muy inferior al que se desarrollará en la adolescencia.

Dada la precocidad de desarrollo de algunos de estos niños hay que prever que alguno presente conductas desafiantes respecto a la autoridad paterna. Del mismo modo puede despertarse el interés por ciertos contenidos y actividades dirigidas a adultos. En estos casos, la comunicación y la negociación en un clima de confianza serán necesarias para que los padres puedan replantear las situaciones y ayudarles a evaluar e interpretar adecuadamente una información que puede resultarles confusa.

Los padres no solo deben trabajar el espíritu crítico sino también los hábitos de consumo saludable, ya que en las TIC hay una avalancha de publicidad. La capacidad de persuasión de la sociedad de consumo ha de ser contrarrestada con el papel mediador de los padres, que expliquen a sus hijos el verdadero trasfondo y significado de los mensajes.