Nuestro planeta ya es digital

Pedir a nuestros hijos que no utilicen las nuevas tecnologías sería, por ejemplo, como pedirnos a nosotros mismos que volviésemos a desplazarnos por la ciudad montados en animales en vez de ir con vehículos a motor. Nuestro planeta ya es digital.

Más que nunca, el acceso inteligente a la información y a la tecnología dará igualdad de oportunidades a todas las personas.

Esta revolución se caracteriza porque la mayor parte de las cosas (y cada vez son más) se hacen a través de las nuevas tecnologías digitales:

  • La educación.
  • El ocio.
  • La comunicación y las relaciones interpersonales.
  • El comercio.
  • El trabajo.

Gracias a la conexión mundial que tenemos hoy en día, podemos comunicarnos desde casa con hogares de todos los puntos del planeta o acceder de manera instantánea a todo el conocimiento de la humanidad. Sin embargo no siempre sabemos canalizar el exceso de información a la que tenemos acceso, ni tampoco tenemos un criterio para saber si la fuente que consultamos es digna de confianza.

Una mayor información no implica necesariamente un mayor conocimiento, ni que ese conocimiento se aproveche de manera correcta. Los niños y niñas de hoy tienen oportunidades sin precedentes, pero en muchos casos sabemos tan poco de las TIC que no sabemos cómo ayudarles a sacar provecho de ellas. Por otro lado hay que pensar que, aunque estamos en la sociedad del conocimiento, nuestros hijos se enfrentan a los riesgos de siempre, los mismos que se nos presentaban a nosotros de pequeños, solo que en un entorno que no conocemos bien.

Esto genera en nosotros la incertidumbre de no creernos capaces de protegerlos, pero al igual que somos competentes para protegerlos en el mundo analógico, lo somos para hacerlo en el mundo digital: los principios son los mismos, tan solo hay que adaptarse a las formas.


Las TIC aportan riesgos y beneficios. Se necesita una revolución educativa para conseguir que únicamente haya ventajas. La información solo puede entenderse adecuadamente a través de un sistema coherente de valores.