El teléfono móvil

El teléfono móvil debe ser una herramienta de seguridad para los niños menores de 11 años, y no un juguete, aunque ellos lo traten así. Además de llamar y escribir mensajes, los nuevos smartphones son ordenadores en toda regla y las precauciones en su uso deberán ser las mismas, e incluso mayores, ya que es más sencillo hacer un uso inadecuado del teléfono por sus dimensiones y movilidad.

La mayoría de los servicios que ofrecen los teléfonos hoy día son prácticos y fáciles de usar, pero algunos pueden dar lugar a situaciones violentas si no se utilizan bien. Los teléfonos móviles son una magnífica herramienta de seguridad para nuestros hijos, ya que gracias a ellos siempre nos pueden localizar cuando lo necesiten y que nos permiten estar siempre en contacto.

Esto cobra importancia cuando tenemos en cuenta la situación de dificultad de muchas familias hoy en día en las que es importante estar en contacto: familias divididas, monoparentales, con personas dependientes a su cargo o familias que han padecido malos tratos suelen tener más razones para que sus hijos utilicen responsablemente el teléfono móvil desde pequeños.


Hemos de enseñar la utilidad básica del teléfono antes que los juegos o la música que pueda incorporar. Deben aprender a diferenciar lo esencial de lo accesorio en todas las facetas de la vida. Deben entender, como con el resto de las tecnologías, que se trata de un medio y no de un fin.


El teléfono ha de ser más sencillo y simple cuanto más pequeño es el niño. La primera razón es para que tengan clara su función, pero también para que no se convierta en un objeto de deseo para unos o de frustración para otros. Las distracciones, pérdidas y robos hacen que lo más recomendable sea la sencillez y la austeridad.

Los teléfonos más adecuados para los más pequeños son los que se parecen a los diseñados para los ancianos, que utilizan tecnología sencilla y teclas grandes. Hay muy pocas razones que justifiquen que un niño de once años pueda navegar por Internet desde su teléfono móvil por lo que, si el teléfono tiene dicha capacidad, debería bloquearse o bien desde el propio terminal o bien a través de nuestra compañía de telecomunicaciones.

Los teléfonos móviles actuales, incluso los más sencillos, tienen excelentes opciones de seguridad que hay que aprender a utilizar. Después de grabar en ellos los números de teléfonos de padres y familiares cercanos, éstos deben ser asignados a teclas rápidas que facilitan que el niño pueda realizar una llamada con facilidad. Igualmente deben aprender a utilizar el número de emergencias de toda Europa: 112. Este número funciona siempre, incluso con el teléfono bloqueado, y nuestros hijos deben saber utilizarlo en todos los sentidos.

Respecto al bloqueo del teléfono, hay terminales que para poder desbloquearlos es necesario introducir el número PIN, un código de seguridad que sirve para evitar que nadie que no conozca dicho número pueda activar la SIM del teléfono.

Sin embargo, hay terminales que si no introduces el PIN no puedes realizar llamadas, pero sí utilizar otras funciones del teléfono. Por ello conviene que, si el teléfono lo permite, se utilicen otros sistemas de seguridad para evitar un uso fraudulento o accidental del mismo (patrones de desbloqueo en la pantalla, reconocimiento facial, contraseñas...).

Una vez que hayamos asignado el número PIN y cualquier otra medida de seguridad al teléfono, se debe bloquear la opción de modificarlos sin una clave previa que solo conoceremos los padres, de forma que ellos no lo puedan cambiar. Es necesario concienciarles en el uso del bloqueo de teclado para evitar llamadas involuntarias, o bien programar el bloqueo automático del terminal si esta opción está disponible. Es frecuente que, por ejemplo, echen el teléfono sin bloquear a un bolsillo o a la mochila y este empiece, por error, a hacernos una llamada.

Esto nos puede provocar, cuanto menos, un susto al ver la llamada nuestros hijos sin que dejen ningún mensaje. Pero otro susto que conviene evitar es el de la factura telefónica: es muy importante inculcarles desde pequeño sentido común y moderación en todo lo relacionado con el consumo.

Si se opta por un contrato en lugar de por una opción prepago, conviene fijar con la operadora un límite de gasto para los números que utilicen nuestros hijos. Este es un buen medio para desarrollar el autocontrol y las habilidades de administración y consumo responsable de los recursos por parte de nuestros hijos. Al igual que tendrán que aprender a gestionar responsablemente su asignación semanal o el dinero que puedan manejar en un momento dado, tienen que aprender a gestionar los límites de consumo establecidos para el uso del teléfono.

Este aprendizaje es vital para la vida adulta, ya que si nuestros hijos crecen con el concepto de que los recursos son ilimitados y no tienen por qué privarse de nada, estaremos sembrando las semillas que darán lugar a adultos egoístas, impulsivos e irresponsables.