El ordenador

Tanto se parecen los smartphones a los ordenadores que se está observando una tendencia cada vez mayor a que ambos dispositivos se integren perfectamente, de forma que los nuevos ordenadores tienen la misma funcionalidad y estética que los smartphones y lo que modificamos en uno se ve reflejado en el otro.

El ordenador, al igual que la videoconsola, puede convertirse rápidamente en el juguete preferido, pero no debe nunca sustituir a los compañeros de juego.

Además de una plataforma con la que jugar, es una herramienta de aprendizaje y comunicación que nos sirve para:

  • Organizarse: Es bueno que nuestros hijos tengan su propio espacio dentro del ordenador: su propio escritorio, su propio fondo de pantalla, su propia lista de favoritos, su propio sistema de carpetas. De esa manera protegemos nuestros datos y les hacemos responsables de los suyos.
  • Administrar el tiempo: Cada uno de nuestros hijos debe tener un tiempo para utilizar el ordenador. Debe ser un tiempo medido, con un final previamente conocido y consensuado, de modo que puedan desarrollar su capacidad de autocontrol y gestión responsable del tiempo.
  • Priorizar: Al tener un tiempo y un espacio limitados, deberán priorizar lo que hacen y los contenidos que guardan. Deben ser conscientes de que los recursos no son infinitos. Además de ser excelentes usuarios de los ordenadores, deben saber qué sentido tiene lo que hacen con ese ordenador. Muchas veces instalan programas por curiosidad o por accidente, sin saber muy bien para qué sirve, sin asegurarse de su procedencia o sin asegurarse de que el antivirus esté actualizado.

Nuestros hijos tienen muchas ganas de hacer cosas y son muy rápidos, pero esto contribuye a que no siempre son plenamente conscientes de lo que están haciendo. Esto se traduce con frecuencia en que ven, pero no leen, y por eso suelen pulsar el botón “Aceptar” de forma automática cuando no debían hacerlo y terminan instalando cualquier tipo de malware.

También lo hacen cuando no entienden un mensaje, como hacen muchas personas al asentir con la cabeza cuando un extranjero supone que se entiende su idioma y nos suelta una larga parrafada.

¿Os habéis fijado en que a veces les hablamos y nos dicen que sí, pero sabemos que no nos han escuchado? Hacen lo mismo con el ordenador porque creen saber lo que va hacer la máquina antes de que aparezca un mensaje en la pantalla, al igual que creen saber lo que les vamos a decir.

Pese a que en muchas ocasiones puedan acertar (ya que con frecuencia los padres nos repetimos mucho), es una actitud que no solo puede ser considerada como irrespetuosa, sino que es irresponsable, ya que invita a no ser conscientes de lo que está ocurriendo en cada momento dando por hecho realidades que no han ocurrido.

En la medida en que los padres somos responsables de la educación de nuestros hijos, debemos enseñarles a evitar este tipo de actitudes y a ser siempre conscientes de lo que tienen entre manos, ya que en última instancia serán ellos los responsables de las decisiones que tomen en cada momento.