Los videojuegos

Desde siempre ha existido la dicotomía acerca de si son buenos o malos en términos absolutos, pero este planteamiento tan rígido no es realista, ya que como tantas otras cosas en la vida, depende de muchos factores. Sería como preguntarnos si el cine es bueno o malo, o si los juegos de mesa son buenos o malos.
Debemos desterrar la concepción que existe de que del videojuego es un producto orientado exclusivamente al público infantil, ya que hay videojuegos para todos los públicos y edades, igual ocurre con las películas. Por este motivo es muy necesario saber a qué juegan nuestros hijos. Si en un videoclub les dijéramos a nuestros hijos que escogieran una película y nos vinieran con una película para adultos, reaccionaríamos inmediatamente y no dejaríamos que la alquilasen.
Si, por el contrario, trajeran una película de animación infantil no tendríamos ningún problema. Con los videojuegos pasa lo mismo, los hay de todo tipo. Por eso es muy importante seleccionar aquellos que se ajustan a su edad y que no les van a ofender o violentar con situaciones para las que no están preparados.
Dónde jugar
- En casa: Es el sitio idóneo, preferiblemente en el salón. Si lo piensas, el salón de la casa es el lugar de reunión familiar, por lo que el hecho de que la consola de videojuegos esté ahí fomenta un uso de la tecnología integrada dentro de la rutina familiar, en la que los niños pueden compartir su experiencia con sus padres. Además existe toda una gama de videojuegos familiares en la que pueden participar todos los miembros de la familia como si de un juego de mesa evolucionado se tratase.
- Fuera de casa: Los móviles y las consolas portátiles facilitan que los niños puedan jugar en cualquier parte, si bien este uso no es tan exhaustivo como pueda parecer. Hace mucho tiempo (cuando hablamos de tecnología, diez años es muchísimo tiempo), eran frecuentes los cibercafés, en los cuales las pandillas se reunían para jugar a juegos online. Con el desarrollo de las nuevas plataformas de videojuegos y la mejora de las conexiones domésticas a Internet, los juegos online se realizan hoy en día desde el propio domicilio, lo que ha hecho que los cibercafés prácticamente se hayan extinguido.
Los videojuegos y el cine
No todos los videojuegos son iguales, como las películas, por eso hay que pensar en cada juego particular al que acceda nuestro hijo. Los videojuegos, hoy por hoy, generan más dinero que la industria cinematográfica y muchos de ellos han costado decenas de millones de euros. No son una tontería, son una nueva forma de entretenimiento y expresión artística, como el cine o la literatura, solo que lleva muy poco tiempo y la gente todavía no lo ve así.
Hay videojuegos que son meros pasatiempos, planos y sin trascendencia, pero otros suponen una auténtica saga en la que se desarrollan los distintos personajes y las aventuras que recorren forman un entramado argumental complejo que puede asemejarse a los establecidos por otras sagas cinematográficas o literarias. Reiteramos la idea de enseñar a nuestros hijos a disfrutar tanto de una buena aventura en los videojuegos como en una película o en los libros.
El código PEGI (Pan European Game Information)
Todos los videojuegos informan de la edad recomendada para la que están hechos, así como de los contenidos que en ellos se encuentran. Gracias al código PEGI, formado por una serie de iconos que podemos encontrar en la carátula de cualquier videojuego, nos ayudará a determinar si este es apto o no para nuestros hijos.
Los videojuegos también se pueden caracterizar por poseer distintos tipos de contenido que pueden llegar a ser ofensivos o violentar a nuestros hijos:
Antes de que los menores tengan acceso a contenidos con estas características hay que pensar si les va a hacer algún bien, o si es más probable que les afecte negativamente. No hay que evitar el medio ni rechazar al mensajero, sino hacer un pequeño trabajo de exploración previo para determinar su idoneidad.
Hay que tener en cuenta que los niños no evolucionan de manera idéntica, pero sí de forma muy parecida, y por eso sabemos aproximadamente lo que es o no es recomendable para su edad. Los padres tienen la última palabra, porque son ellos quienes mejor conocen a sus hijos y saben si están o no listos para procesar y beneficiarse de esos contenidos.
No hay que ver a los videojuegos como un enemigo, ya que como hemos visto no es más que un medio, una herramienta con una función. Es el mal uso de los mismos lo que hay que evitar, y al igual que no utilizaremos un martillo para cortar un filete, no debemos permitir que se utilicen los videojuegos como un pasatiempo estéril.
Muchas consolas de videojuegos adoptan medidas de seguridad tales como moderación en las partidas de tipo online o mecanismos de regulación y cómputo del tiempo empleado para jugar, mecanismos que conviene que los padres conozcan y sepan cómo utilizarlos para una mejor experiencia lúdica de sus hijos.