Las redes P2P

P2P (Peer to Peer) significa de colega a colega, y son aquellos programas que permiten a los usuarios de Internet conectarse entre sí y compartir archivos que están en sus ordenadores. Ejemplos de esta tecnología pueden ser programas como eMule, Soulseek o BitTorrent, en la generación más avanzada.

El asunto tiene su historia, ya que desde que nació Internet surgieron formas de compartir archivos entre usuarios. El caso más célebre es el de Napster, el primer programa de descargas en convertirse en polémico, ya que con 24 millones de usuarios, era pionero en esto de las redes P2P.

En el año 1999 los creadores del programa fueron demandados por artistas como Metallica o Madonna. Al año siguiente, el programa desapareció para aparecer en 2001 como oportunidad de mercado, reconvertido en otra cosa totalmente distinta y aprovechando su fama.

Desde entonces, surgieron cientos de programas de este tipo, y muchos muy populares han terminado cerrando. Aún siguen operativos eMule, iMesh, Ares, Azureus...

Todos estos nombres son comunes para nuestros hijos. Ahora bien, existe una gran confusión en nuestra sociedad acerca de lo que puede y no puede hacerse con las aplicaciones P2P, confusión que acaba derivando en un debate legal e incluso ético.

En principio un usuario puede copiar de otro cualquier contenido de su disco duro que se esté compartiendo. Estos programas sirven para compartir rápidamente y de forma pública o privada documentos y archivos de gran tamaño, que pueden estar en un ordenador o distribuidos entre varios ordenadores.

Podemos distribuir una copia de nuestra película de las vacaciones con nuestros familiares que estén en cualquier parte del mundo, lo cual es perfectamente legal y correcto, o podemos descargarnos mediante este sistema la última película que acaba de estrenarse en los cines del país, lo cual es ilegal.

También tenemos que hablar de los fakes y el malware que podemos encontrar en estas redes.

Y es que el archivo que nos estamos descargando puede no ser lo que su nombre indica, sino que albergue un contenido distinto que los usuarios descargarán alegremente sin sospechar nada. Y aquí, fundamentalmente, pueden suceder dos cosas:

  1. El contenido que bajamos es un fake. Normalmente se trata de una broma con intención de molestar y su contenido es diferente del prometido, sin más efectos perniciosos que la pérdida de tiempo y el posible susto. Con frecuencia creemos que nos descargamos una película que está en este momento en las carteleras de estreno y cuando la hemos descargado resulta que es una película X.

    Lo malo es cuando creemos que se trata de una película de dibujos animados, y si no comprobamos el contenido previamente, nos podemos encontrar de pronto teniendo que explicarles a nuestros hijos pequeños un montón de cosas, entre otras por qué papá o mamá se han puesto tan nerviosos de pronto...

    El caso de fake más grave que nos podríamos encontrar sería aquel que contiene material sexual explícito que implica a menores de edad, ya que en ese momento estaríamos cometiendo un delito tanto de posesión como de difusión de pornografía infantil, y esto es independiente de si el archivo lo hemos descargado voluntariamente, por accidente o si nos lo han enviado: la simple tenencia de un archivo de estas características ya es constitutivo de delito, y si está siendo compartido por redes P2P, se suma el delito de difusión.
  2. Por otra parte, si el archivo que copiamos es una aplicación maliciosa estaremos ante un malware, que es una aplicación que puede tomar el control de nuestra máquina, espiar nuestra información personal e incluso dañar nuestros programas: virus, troyanos, gusanos, keyloggers...

Cuando descargamos (en jerga informática, “bajamos”), archivos de una red P2P a nuestro ordenador, los antivirus o filtros de protección no son siempre eficaces y exponemos a nuestro ordenador a cierto riesgo de infección, por lo que tenemos que usar el sentido común como único instrumento protector.

Pese a todas las precauciones, podemos pretender descargarnos un programa, y al ejecutarlo darnos cuenta de que en realidad es un virus, o tal vez un programa que introduce en nuestro ordenador contenido publicitario o pornográfico. ¿Qué podemos hacer para remediar esto? Hay programas de P2P que permiten previsualizar algunos de los contenidos que estamos descargando.

Si tenemos esa opción, podemos intentar ver el archivo que nos estamos descargando antes de que se complete el proceso y cancelarlo si no corresponde a lo que esperábamos descargar. También podemos estar atentos a los comentarios de otros usuarios de la red P2P (normalmente los archivos tienen un campo de comentarios asociado) para verificar que el contenido es el que estamos buscando y no otra cosa.

Además es recomendable utilizar fuentes (es decir, usuarios) que nos resulten fiables o conocidos de otras descargas previas. Si por ejemplo no te parece que sea una buena idea usar una red P2P para descargar un programa en su versión de evaluación de unas fuentes que son sospechosas, quizás sea mejor idea hacerlo desde su página web oficial.

De todas formas no nos dejemos llevar por esta faceta negativa y comprendamos el enorme potencial de una herramienta para compartir archivos entre usuarios sin ninguna restricción de tamaño, como sucede con el mail convencional.

Antiguamente se utilizaban las redes P2P para poder intercambiar archivos de tamaño demasiado grandes como para pasarlos por correo electrónico. Hoy en día, con servicios gratuitos como WeTransfer o los grandes sistemas de almacenamiento en la nube como son Dropbox, Google Drive o Mega, hacen que la opción de descarga por P2P, sobre todo cuando queremos que el contenido que compartimos lo reciba una o unas personas concretas, no sea la más escogida.

Por otra parte, y superado el temor a usar el P2P, tenemos que ver qué contenidos descargados de Internet son legales o ilegales, ya que habitualmente estarán mezclados. Nuestros hijos usan las redes P2P para acceder a todo tipo de contenidos de otros usuarios, y es fácil encontrar en estas listas de intercambio películas de estreno, discos e incluso libros en formato electrónico (o eBooks). ¿Es lícito descargar cualquier tipo de contenido más allá de los documentos personales? ¿Son legales las redes P2P?