Tipos de videojuegos y partidas

Según las habilidades que fomentan y estimulan, los videojuegos pueden dividirse en tres grandes grupos: impulsivos, reflexivos e imaginativos. Muchos juegos combinan estas tres tipologías, logrando así experiencias más ricas y variadas.

También pueden clasificarse los juegos en función de su género, el cual viene definido por su sistema de juego más que por su temática.

Según las habilidades que fomentan:

  • Impulsivos: se basan en una interacción continua con el juego. Los jugadores se ven inmersos en una acción continua en la que tienen que hacer que su personaje se mueva y actúe continuamente frente a los obstáculos y enemigos que puedan salirle al paso, estimulando sobre todo la percepción espacial y la coordinación psicomotriz, así como procesos de atención múltiple (la capacidad para atender a varios estímulos o actividades a la vez).
  • Reflexivos: estos juegos se basan en la continua estimulación de las facultades intelectuales como la lógica y la planificación estratégica. El tipo de juego no es tan frenético como en el caso de los juegos impulsivos, proponiendo desafíos que se deben evaluar metódicamente a fin de poder superarlos.
  • Imaginativos: son juegos basados en el fomento de la creatividad y la imaginación, a menudo por medio de historias en las que el jugador se ve inmerso. Es habitual que esta categoría se relacione mucho con las otras dos, si bien hay géneros que la explotan especialmente, como los juegos de rol o de aventuras.

Clasificación en función de su género:

  • Plataformas: es uno de los géneros más habituales. Consiste en avanzar por distintos escenarios complejos mediante saltos y otras maniobras y así cumplir con determinados objetivos.
  • Arcade/Acción: se basan en la superación continua de escenarios cuajados de enemigos que el jugador debe eliminar.
  • Shooters: uno de los géneros de moda. Consiste en la simulación, en primera persona, de batallas en los que el personaje se ve envuelto. Se clasifican en FPS o en TPS en función de la perspectiva que adopte el personaje.
  • Deportivos: son juegos basados en la simulación de distintos deportes.
  • Simulación de vehículos: se basan en la simulación del manejo de vehículos de todo tipo.
  • Aventura: funciona como una historia interactiva en la que se avanza a lo largo de una línea argumental definida. Está muy centrada en el diálogo con otros personajes, en el desarrollo de guiones especialmente elaborados, y la resolución de intrincados rompecabezas.
  • Aventura gráfica: son un caso particular de aventura que permite una mayor interacción con el entorno que rodea al personaje.
  • Survival Horror: son un género en moda hoy en día, y en ellos los personajes viven aventuras donde deben salir airosos de situaciones típicas de una película de terror. Su uso en menores debería ser supervisado por personas adultas.
  • Rol (RPG): es una evolución de todo lo anterior y se basa en la interpretación del personaje que se maneja, el cual se enfrenta a muchos desafíos que tienen que ver con una trama mayor. Un tipo específico serían los llamados MMORPG.
  • Rompecabezas: ponen a prueba la inteligencia para la resolución de problemas, que pueden ser de índole matemáticos, espaciales o lógicos.
  • Estrategia: basados en la planificación y la gestión de recursos con el objetivo de incrementar los mismos, evolucionar y conseguir así tus objetivos.
  • Artísticos: suelen ser juegos en los que debes mostrar tus dotes como artista: juegos de cantar (Karaoke), de bailar o de tocar instrumentos.
  • Simulación de vida: basados en la simulación de modos de vida y especies que van desde gestionar la vida de un ser humano (que vaya al trabajo, que coma, duerma, conozca gente), al de distintas especies reales o imaginarias, que se convierten en mascotas digitales.

Tipos de partida


A cada videojuego se juega de una manera. Unos están pensados para ser jugados solos (partida de tipo individual), mientras que otros se centran más en opciones multijugador (partida de tipo cooperativa o competitiva). Por supuesto, la tendencia actual es incorporar en cada juego ambas opciones, de manera que sea el jugador quien elija qué tipo de partida quiere tener.

Una partida multijugador cooperativa o competitiva puede desarrollarse de forma online, de modo que jugamos con o contra otra/s persona/s, pero cada una desde su consola u ordenador. Es frecuente en estos casos que los jugadores mantengan el contacto a través de micrófonos con los cuales pueden charlar en tiempo real para coordinar las acciones del juego.

Conviene que los padres se interesen por saber con quienes juegan nuestros hijos: si son amigos que conocen personalmente, o si son conocidos de otros amigos, si son personas amables y respetuosas, si nuestros propios hijos se comportan de forma educada y respetuosa cuando juegan online...

Existen medidas de moderación en este tipo de partidas que nos conviene conocer a fin de evitar que nuestros hijos puedan entrar en contacto con jugadores de tipo troll (que usen un lenguaje malsonante, que los molesten, etc.…).

Otra variable del modo multijugador son las partidas cooperativas o competitivas utilizando el modo de pantalla dividida. En estos casos los jugadores se encuentran físicamente juntos jugando con un único dispositivo pero cada uno con un mando, quedando la pantalla dividida en dos mitades (o cuatro), cada una de las cuales corresponde a un jugador.

Este tipo de partidas implican un contacto personal a la hora de compartir la experiencia de juego, lo que las hace más completas en un primer momento. Algunas videoconsolas portátiles permiten conectar unas con otras, generando un tipo de partida multijugador en la cual los participantes están cada cual jugando con su propia consola, pero físicamente unos junto a otros.

En este punto ya has descubierto que tus hijos incorporan la tecnología de forma natural y ya nada les sorprende tecnológicamente hablando. Los móviles, ordenadores de sobremesa, portátiles y sobre todo las consolas de videojuegos son parte de su vida diaria, y prescindir de ellos no es una opción.

Por eso incorporan las nuevas tecnologías con la misma normalidad que se utiliza un televisor o un frigorífico. Dentro de esta variada tecnología, los videojuegos pueden parecer un elemento más, pero son especialmente importantes para su tiempo de ocio; suelen dedicar sus ratos libres a jugar solos o con sus amigos a través de Internet, y dedican bastante energía a mejorar sus marcas personales.

Así, los videojuegos son mucho más que una pérdida de tiempo, sin dejar de admitir que algunos juegos lo son. Para nuestros hijos son un medio social, un espacio para interactuar con sus iguales y expresarse, más ahora que los juegos electrónicos buscan la conectividad entre usuarios, el espacio virtual compartido, o el juego online masivo.

Los videojuegos cumplen su función socializadora como nunca antes habíamos podido imaginar, creando lazos entre personas desde el momento en que Internet posibilita las partidas multijugador, que convierte en ese momento una actividad históricamente individual y autónoma, casi de aislamiento, en otra actividad colectiva y compartida, cambiando el comportamiento social en torno a estas prácticas.

Jugar era antes algo muy diferente, pero ahora no tiene por qué ser sinónimo de aislamiento. Tus hijos juegan para encontrarse con otros individuos como ellos y paliar una necesidad de contacto e integración dentro de un grupo.

Adolescentes jugando a la videoconsola

Y la bondad de los videojuegos no queda solo en cubrir esta necesidad; a estas alturas bastantes padres también encontramos muy divertidos los videojuegos y le dedicamos un poco de nuestro escaso tiempo libre. E incluso muchos podemos aportar un testimonio de juventud y hablar de pulgares machacados cuando llegaron a nuestra vida los mata-marcianos.

Los videojuegos son hoy una actividad social. Existe en España un evento anual que es considerado el más amplio del mundo en cuanto a entretenimiento electrónico en red.

Hablamos de la Campus Party, un encuentro de tecnología en red, que nació como una gran LAN Party (una quedada entre amigos con ordenadores para intercambiar datos) en Valencia, en 1997 y que concentraría paulatinamente a aficionados de la informática, especialmente europeos.

La Campus Party se realizaba de forma anual en distintas localidades españolas como Málaga, Valencia y Palma de Mallorca, pero tras su éxito ha traspasado fronteras y la última edición de 2014 se celebró en la ciudad de Quito, en Ecuador.

Ha crecido tanto que ya se incluyen otros temas dentro de la Campus Party, no solo videojuegos, sino también astronomía, software libre, seguridad, modding (modificaciones en la estética de los PC, como el tuning en los coches) concursos, una factoría de inteligencia artificial, conferencias (han tenido ponentes como Stephen Hawkings, Neil Amstrong, Al Gore o Nicholas Negroponte...).

Nuestros hijos dedican bastante cantidad de tiempo al ocio, y una parte del ocio es el juego. Nuestros padres juegan a las cartas y tal vez nosotros a alguna otra cosa, como el fútbol o el tenis. Eso sirve para quienes los vemos aunque no lo practiquemos. El ocio y el juego son necesarios para todos. El juego tiene muchas más funciones que el simple entretenimiento, y eso vale también para los videojuegos.

Los videojuegos son una expresión de la cultura actual que tiene un interés fundamental por su interacción con nuestros hijos, y es una parte de su preparación para la vida adulta. Un juego impone normas que se acostumbrarán a identificar, entender y seguir. Un videojuego en equipo te obliga a escoger líderes, y pensar en el criterio con que debe hacerse. También aprenden a dirigir, a asumir las derrotas y las decepciones, a medir y asumir riesgos, a pensar. A vivir.

Muchas personas tienen prejuicios contra los videojuegos porque no los conocen, pero los videojuegos pueden ser muy útiles. Los juegos sirven para interiorizar y comprender el mundo. Desgraciadamente, muchos juegos se han reducido a gráficos impresionantes y a efectos especiales con interactividad sin que detrás haya un sentido pedagógico.

Muchos no solo carecen de sentido pedagógico, sino incluso de intención tutorial o social. Un juego bien planteado aporta habilidades y conocimientos, y nuestros hijos deberían aprender a seleccionar entre los juegos que aportan en lugar de aquellos que les quitan. Normalmente les quitan tiempo y no vale la pena si no les compensa con algo más.

Un buen videojuego ayuda a desarrollar la memoria, la creatividad y la autorregulación, que es el control de los propios comportamientos y emociones. Cuando nuestros hijos entienden de qué va un juego también refuerzan sus capacidades de comprensión lectora.

Les permite identificarse con otros y entender sus puntos de vista. Les enseña a comportarse con sus iguales y a negociar con ellos. El desarrollo cognitivo, emocional y social de nuestros hijos se realiza en la mayor parte de los casos a través del ocio, que está directamente relacionado con sus profundas necesidades de socialización.

Cuando leemos, interpretamos lo que leemos. Cuando un libro nos apasiona, nos identificamos con el protagonista, y lo mismo hacemos con una película o un videojuego. Aquel con quien se identifiquen nuestros hijos debe encarnar valores positivos. Nuestros hijos adolescentes eligen sus juegos de una forma intencional más que casual, que es lo que hacían cuando eran más pequeños.

Además de los juegos competitivos están los juegos no competitivos, que se basan en el apoyo mutuo y la cooperación para conseguir unos objetivos. Algunos juegos de estrategia tienen los dos sistemas combinados, cuando uno es parte de un equipo que intenta derrotar al otro.

Algunos juegos promueven la misoginia, la violencia, el militarismo o la agresividad, así que en ocasiones podemos elegir un juego que muestre alguno de estas actitudes. Nuestras hijas y nuestros hijos los escogerán por sus gráficos y porque son multijugador, pero nosotros debemos velar por que cumplan una ética adecuada al desarrollar sus contenidos.